Estos días hemos tenido la ocasión de realizar una sesión de fotos a Elena, una chica que quería tener un book de fotos.
Para ello, nos cargamos de todos los bártulos que consideramos necesarios y nos dirigimos a la playa del «Huevo frito», en Cuchía , Cantabria. Tuvimos suerte, porque nos hizo un día maravilloso, así que, mojarnos los pies (algunos, algo más arriba), no fue ningún trauma.
Este día fue nuestro compañero Marce el que desenfundó la cámara. Ernesto, Emilio y yo, nos dedicamos a apoyar con iluminación, soporte de vestuario y maquillaje, vídeo y avituallamiento: Creedme, ¡no duró 5 minutos!
A pesar de que Elena no había posado jamás, no costó nada que resultara todo de lo más natural. El buen rollo se instauró en el grupo en el mismo momento de las presentaciones. Consideramos que, si esta magia no se produce, es difícil que tanto el modelo como el fotógrafo se sientan cómodos durante la sesión, por lo que el resultado puede verse afectado y la sesión se suele prolongar más de lo que estamos acostumbrados.
En este caso, utilizamos un reflector, un softbox, un paraguas, dos flashes, el sol, el agua y la propia luz de la modelo. (Obviaremos marcas y modelos, porque de momento, no nos pagan por hacer publicidad). Asimismo, utilizamos para el video una cámara de fotos Olympus (esto sí lo podemos decir) que nos sorprendió en cuanto a calidad y versatilidad.
Os dejamos una pequeña muestra y esperamos vuestros comentarios.
¡Que la luz os acompañe!